Nuestra Urbanización se sitúa entre suaves laderas de lo que en otro tiempo fuera un bosque de encinas, dentro de la llamada Campiña Segoviana.
Los terrenos no son aptos para el cultivo, y el único provecho que se sacaba de ellos era el de poder pastorear, principalmente al ganado ovino. De aquellos tiempos queda como recuerdo el Mesón que se sitúa en el extremo final del área urbanizada, el cual fue una tenada en la que los pastores encerraban a las ovejas.
Las encinas se talan para dar paso al pino resinero, probablemente por influencia de la pujante industria resinera en la provincia de Segovia, que en 1862 ya contaba con once fábricas de aguarrás, dieciséis de pez, y dos de resinas. (Más información)
La práctica de la resinación alcanzó su máximo nivel durante los años 60, cuando España era la tercera productora mundial de resina. Pero la actividad comenzó a declinar rápidamente a finales de los años 70, principalmente por la entrada en el mercado de China y Brasil, y en muy poco tiempo muchas explotaciones resineras fueron abandonadas progresivamente. Este fue el caso del pinar en el que se encuentra la Urbanización Pinar Jardín.
Por ello la mayor parte del área destinada a pino resinero fue segregada de Párraces, la finca matriz, para ser vendida a un promotora inmobilliaria madrileña llamada Lagos S.A., que adquirió los terrenos con el propósito de urbanizarlos. El objetivo de la promotora fue crear una urbanización-bosque, destinada principalmente a compradores de Madrid.
Así es como 21 de octubre de 1981 se aprueba oficialmente el Plan Parcial de Ordenación Urbana de Pinar Jardín – Párraces I, que afectó a una superficie de 1.772.281 m2. Y algo más tarde, el 26 de mayo de 1983 se aprueba el Plan Parcial de Ordenación Urbana de Pinar Jardín – Párraces II, el cual engloba 1.478.168 m2. Años después llegaría la 3ª fase y más tarde la ampliación final del Plan Parcial o 4ª fase.
La promotora contaba con terrenos propios junto al Mesón, que constituían una zona de esparcimiento para los vecinos de las diferentes fases. Al inicio de la venta de las parcelas se construyó en ellos una pista de tenis frente a la ermita y la piscina comunitaria algo más lejos. También había una pequeña plaza de toros y un cercado con algunos caballos y varios ciervos. Y por supuesto estaba el lago, donde además de peces se podían ver patos, gansos y otras aves acuáticas que paraban por allí. Al no urbanizar esos terrenos, la empresa propietaria terminó por segregarlos, y actualmente están ocupados por una urbanización independiente del resto del Plan Parcial llamada Lago Pinar.
